Reseña de "Anagramas" de Lorrie Moore

“Los jóvenes mantienen las ventanas abiertas para que el mundo pueda entrar y salir volando. Cuando llegas a los treinta, eres menos hospitalario; empiezas a cerrar las ventanas. Has tenido suficiente del mundo; piensas que tienes todo lo que necesitas para el resto de la invernal vida. Y la pesadilla es, por supuesto, que mientras comienzas a cerrar tu casa, te das vuelta y de repente ves, sin aliento, que tú eres la única cosa allí dentro”.


Últimamente, mis libros favoritos son aquellos en los que además de contar una historia, hablan acerca del proceso de escribir. Lorrie Moore hace las dos cosas y mucho más.


Anagramas, publicada en 1986, es la primera novela de la autora estadounidense. El argumento expone las diferentes vidas posibles de la protagonista Benna Carpenter y Gerard, su amigo, vecino y/o amante según el momento, en una especie de juego al que todos hemos jugado alguna vez: ¿Cómo hubiera sido mi vida si hubiese hecho algo distinto, si hubiera cantado en bares, si hubiera enseñado literatura, si tuviera una hija imaginaria?


¿No es la vida misma un anagrama? Armar, cíclicamente, nuevas palabras con las letras que la vida nos va tirando. 


Mientras leía el libro, por momentos no entendí nada. Perdí el hilo de los personajes y las tramas varias veces, y aun así seguí leyendo compulsivamente porque más allá de la historia, Moore me hizo reír en voz alta y reflexionar en voz baja. Es irónica, ácida y sumamente poética en sus reflexiones. Construye imágenes muy visuales en las que nos permite ver a Benna y a Gerard durante todo el libro. 


Lorrie Moore tiene la habilidad de jugar de forma exquisita con las palabras y aunque algunas perlas se pierden en la traducción, nos invita a su juego ingenioso de descripciones, comparaciones y metáforas a veces divertidas, a veces dolorosas.


"Se puede tomar una historia triste y convertirla en graciosa con un par de retoques. Más un poco de tiempo”.  


Anagramas es un libro acerca de la soledad y el desamparo que implica crecer, desde una mirada aguda y detenida y con el humor conmovedor de quien sabe reírse de sí mismo y de sus tragedias cotidianas. 


“Todo en la vida me parece un sueño extraño sobre perder cosas que, para empezar, nunca te pertenecieron. Un sueño sobre intentar encontrar tus anteojos cuando no puedes ver porque no tienes tus anteojos puestos. Eso me parece la vida”.

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