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Mostrando las entradas de marzo, 2021

Lectura para el 24 de marzo: “Dos veces junio” de Martín Kohan

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“Recuerdo que mi padre dijo: “Los milicos son gente de reglas claras”. La primera de esas reglas establecía: “El superior siempre tiene razón, y más aún cuando no la tiene”. Recuerdo que me dijo que entendiera bien eso, porque si entendía eso, entendía todo.  Toda historia que gire en torno a la dictadura militar argentina del '76 me llama la atención y me dan ganas de leerla, pero si además esa historia la escribe Martín Kohan, me interesa el doble.  “Dos veces junio” es una novela corta publicada en 2002 que cuenta la historia de un joven que entra al servicio militar obligatorio y lo asignan como chofer del Doctor Masino, un médico encargado de supervisar centros de detención. El personaje principal, este joven del que no sabemos nunca el nombre, se convierte así, en cómplice del sistema represivo militar. Es una lectura ágil y atrapante que está muy bien escrita y principalmente está buena para reflexionar y adentrarnos un poco en la historia de nuestro país. Kohan nos presenta

“Vamos a tocar el agua”, oda al ser latinoamericano

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“Como cualquier familia que se asoma al abismo, éramos enemigos. Éramos, los cuatro, cables vivos que sacaban chispa con el mínimo contacto.” Vamos a tocar el agua es un libro del costarricense Luis Chaves publicado en 2017. Digo libro porque es una mezcla de crónica y diario de viaje del año en que, habiendo ganado una beca para artistas, el autor vivió en Alemania junto a su esposa y sus dos hijas. El relato se divide en 5 capítulos: Invierno, Primavera, Verano, Otoño e Invierno otra vez en los que Chaves nos cuenta fragmentos de aquellos días de extranjeros en los que a medida que avanzan las estaciones avanza también su asentamiento en la ciudad. Pero para cuando empiezan a tomarle cariño a Berlín, vuelve el invierno y es hora de volver a casa.   “Una casa es eso, el sitio donde uno sabe qué hay dentro”. Muchas veces nos escucho hablar de nosotros mismos, latinoamericanos, como el resto inútil que le sobró al primer mundo. Nos reímos de nuestra argentinidad, de la marginalidad de

El juego y la vida siempre forman una analogía

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“Mi padre solía decirme que la vida era como un juego de dados: fue una de las lecciones que aprendí de niña. La otra era que al levantar una piedra podías encontrar una serpiente de cascabel.” Según venga el juego es una novela de Joan Didion publicada en 1970 que se encuentra entre los clásicos de la literatura norteamericana.  La protagonista de la historia es Maria Myeth, una mujer de treinta años nacida en un pueblo que ya no existe. Es actriz, pero no logra trabajar y su marido es un reconocido director de cine que la maltrata. Tienen una pequeña hija internada en un centro médico para chicos con necesidades especiales  y un nuevo embarazo a cuestas.  La novela va destilando una maldad sutil, a cuentagotas, y se estructura en capítulos muy cortos que funcionan como las múltiples puñaladas que cometen un crimen. Según venga el juego toma vuelo en la acumulación de esos capítulos cortos explorando el lado B de Hollywood en los años setenta. Las drogas, el sexo, la violencia, las a

Las Heras es un pueblo crudo y oscuro como el petróleo

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“Ser alguien era algo que querían ser muchos ahí en Las Heras. Ser alguien, decían. Como si ellos, así, no fueran nadie, nada.” Los suicidas del fin del mundo es la primera crónica larga que publicó Leila Guerriero en 2005 que se convirtió en una obra inolvidable y la coronó como la reina indiscutida del género. En 2020, un año en el que hablar sobre salud mental se volvió más urgente que nunca, la editorial Tusquets reeditó el libro y volvió a ser un boom. Leila Guerriero es una escritora exquisita. Narra escenas como si disparara un rifle de aire comprimido: uno no ve venir la bala, no hace ruido y de pronto, te da en medio del pecho, del alma. Y lo que narra en esta obra es, además, de una profundidad atroz: la seguidilla de trece suicidios de jóvenes de en promedio veinticinco años ocurridos en Las Heras, un pueblo petrolero en la provincia de Santa Cruz. Los hechos son crudos y oscuros como el petróleo que extraen los habitantes de Las Heras. La autora viaja en busca de un patrón