Más héroes por favor

Yo creía que sabía lo que era la impotencia. Creí haberme sentido impotente varias veces. Pero me equivoqué. Me equivoqué mucho.

No creo que estas palabras lleguen a publicarse en algún medio, al fin y al cabo no son mas que los sentimientos de una chica de diecinueve años. Pero soy una chica triste por ver como la impunidad y la injusticia juegan de local, a estadio repleto y ganan por goleada, en un país donde la honestidad, los buenos valores y el trabajo calientan el banco hace rato.

¿Tienen héroes? Yo sí. Es mi papá. Se llama Daniel y tiene casi 54 años, de los cuales dedicó 36 a trabajar en una empresa de ingeniería. Empezó de abajo, como se hacía antes, y se fue formando hasta llegar al puesto jerárquico que ocupó hasta la semana pasada. Creció en ese lugar. Vivió en ese lugar. En el último tiempo se la pasaba rezongando porque “la empresa no es la que era”. Intereses. Ambiciones. Posturas políticas. Favores políticos…
Empezó a sentirse incómodo. No. Uno no se siente incómodo, sino que lo hacen sentir incómodo. Te hacen creer que tal vez vos seas el equivocado, que tal vez deberías acceder. Pero él jamás cedió.
El último miércoles lo echaron. “Con causa”. “Transferencia de fondos” decía la nota. (Chorro, para bajarlo al porteño) No se imaginan como se le destrozó el corazón. Y a mí ni les cuento cuando me miró con la mirada rota y me contó esto que les escribo yo ahora.
Nadie lo podía creer, durante tres días no paró de sonar el teléfono de mi casa. Uno tras otro llamaban todos sus compañeros, para entender, para indignarse juntos a través del tubo plástico. Algunos le hablaban de la historia de David y Goliat. Algunos lloraban. Algunos le ofrecían una mano. Pero ninguno nunca dudó. Más de uno, incluso los más jóvenes que casi ni lo conocían fueron a hablar, a pedir explicaciones casi entre risas, porque era eso lo que parecía. Una broma. Y de pésimo gusto, por cierto.

Mi papá no habla mucho, pero siente mucho. Es mi héroe porque se va a reinventar para salir de todo esto. Es mi héroe porque su actuar siempre se correspondió a sus principios. Pero por sobre todas las cosas es mi héroe porque tiene el valor que no muchos tienen hoy en día para no quedarse callado.

Ojalá se publique esta carta. No porque pretenda hacer justicia con ella, soy de las que todavía confían en este país, sino porque deseo con todas mis fuerzas que como argentinos retomemos los buenos valores. Para que contemos con más héroes. Como mi papá.

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