Un recuerdo pegajoso
Estamos
bailando. De fondo, la música de siempre. Muy fuerte. En el lugar de siempre. En realidad sólo nos
movemos, y en realidad es más bien ruido, no música. No lo escucho. Tampoco lo
veo. Sus manos son lo único que siento. Están frías, casi heladas. ¿O son las
mías? Sus dedos, largos y huesudos, se entrelazan con los míos por detrás del
final de su cintura. La luz hace que mis uñas brillen y es todo un espectáculo
luminoso en medio de la noche y el humo. Entre su anular y mi meñique se siente
pegajoso. ¿Cerveza quizá? Tal vez es vodka. Sus manos son suaves, abrazan
las mías con delicadeza y creo que descubrimos un nuevo idioma. Mentira. Yo
sola lo descubro. Tengo miedo de que mis manos le susurren eso que no se atreve
a gritar mi voz. Que no me suelte nunca, por favor.
Comentarios
Publicar un comentario