"Vida de Lago": un perfecto retrato de la imperfección humana

“El futuro está más adelante, inescrutable, desconocido. Y quizás este no saber sea un regalo. Quedarse tranquilo, aceptar las sorpresas cuando llegan.”


Vida de Lago
es la primera novela de David James Poissant, un joven escritor estadounidense que viene de deslumbrar al público con su libro de cuentos El cielo de los animales. 

La novela relata la última estadía de la familia Starling en su casa del lago antes de que sea vendida. Richard, Lisa y sus hijos Michael y Thad junto a sus respectivas parejas Diane y Jake comparten un fin de semana en el que apenas llegan ocurre un hecho trágico que marcará el rumbo de los días. 

Vida de Lago se lee como si se viera una película. Las descripciones son bellas y frescas, organizadas en oraciones cortas que potencian la densidad de lo que cuenta James Poissant. Y lo que cuenta es todo aquello que sucede en una familia, lo bueno y lo no tan bueno, los secretos, el amor, la desilusión y la pérdida. Los capítulos parecen fotografías sacadas desde distintos ángulos formando la escena completa de la vida en el lago, de la vida en familia. 

El libro tiene la nostalgia de la infancia acabada: una casa de verano que se vino abajo con el tiempo y la posibilidad de salvarla o no. A la casa. A la familia. A todos. Hubo días en que leer Vida de Lago me angustió porque no veía el final de la historia, cómo podría resolverse. Hay una especie de manto de tristeza y frustración que cubre la obra, que cada tanto se descubre para mostrarnos que al final, las cosas se resuelven, como se resuelve siempre todo al final. 

“Va a añorar esta habitación, esta casa, este lago. Va a añorarlo todo, pero no tanto como para quedarse.”

Hacia el final de la obra, James Poissant escribe la escena de un ciervo atropellado en el camino que se me clavó en medio del alma. Condensa no sólo la trama de Vida de lago sino también, quizás, la trama de la vida como hijo. Una delicia para la mente. 

El autor construye una suerte de atmósfera animal y, sumergidos en medio del bosque y la naturaleza, nos muestra que, como todo, también se aprende a ser padre, a ser esposo, a ser hijo y a ser hermano.

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