Julia Coria hace del dolor un canto al amor en “Todo nos sale bien”

“Cuando nos dijeron que Fabi tenía cáncer decidimos hacer lo único que se puede hacer cuando ya no se puede hacer nada: poner más garra y más amor.”

En la página uno supe que iba a adorar a Fidel, a Cuca, a Fabi y a Julia, la familia protagonista de esta novela. Y en la página dos entendí que iba a sufrir, que leer este libro me iba a doler y me pregunté si era necesario hacerme eso. 

Claro que era necesario. 

No sé aún, no se si algún día sabré, qué es lo que hace que una historia nos conmueva. Dicen que es el hecho de que nos toquen nuestra fibra sensible, aunque hasta ahora yo nunca vi esa fibra sensible. Leí Todo nos sale bien con un nudo punzante en la garganta de principio a fin, y pienso ahora: qué paradoja, porque en esta historia Fabi tiene un tumor en la garganta que crece como crece la tristeza de Julia. 

“El presente es una cárcel. Los cultores del aquí y ahora no valoran lo suficiente la forma en que el recuerdo lo nutre y en que las perspectivas a futuro lo llenan de emoción.”

Todos nos sale bien tiene la cadencia de un diario íntimo en el que todos los días son el mejor y el peor día del mundo. A veces terminaba un capítulo y me quedaba mirando un punto fijo, como buscando la fuerza para seguir leyendo. 

Leer es para valientes, dicen. Pero leer esta historia para superhéroes. Lloré como nunca lloré con un libro. Julia Coria te destroza con la escritura de este relato desgarrador. 

Pero a pesar del dolor, Todo nos sale bien es un canto a la vida, al amor, a la naturaleza humana de seguir adelante. Hay también una tremenda dignidad en el dolor de Julia, una grandeza abismal. Es un libro de una angustia tan grande, tan real y a la vez tan desnuda que resulta bello. Un dolor que embellece al mundo. 

Como persona que escribe, es además y sobre todo, el libro que siempre quise escribir.

“Mi paraíso es una familia. No tengo nada mejor.”