Carta para Sofi

El olor era el mismo. Ese que me pone la piel de gallina y me lleva al 2004 en tres segundos. En realidad es el olor que tienen todos los velorios. Olor a flores frescas, pero concentrado, olor a corona de flores. Olor a corona de flores de velatorio. Y con él, casi como adjunto, me representa el olor a la muerte. Olor a tristeza. Olor a llanto pegajoso de calor.

Te vi ahí parada al lado de Marcos y me vi. Me vi a mi después de tanto dolor.
Con tu pelo corto y rubio despeinado que tan lindo te queda, parecías más allá de todo.

Sé cuánto te debe doler la partida de tu abuelo, pero también sé que ese dolor no te paraliza. Después de haber vivido situaciones como las que nos tocaron a las dos, la muerte de un abuelo parece algo natural. O al menos a mi me parece.

Solo quería decirte lo feliz que me hace verte bien, tan llena de arte y sentimiento. A mi me salvó escribir. Aunque no se si llegue algún día, al menos me llevó a tener paz. Seguí así de linda So, que arriba tenemos un escuadrón.

Te adoro



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